Asturias, ¿paraíso natural?

Apenas 4 kilómetros de carretera distancian a la térmica de Aboño y la metalúrgica Arcelormittal, en Veriña. Entre las dos suman la mayor parte de las emisiones de gases invernadero de Asturias, la comunidad autónoma con mayores índices por habitante según un estudio del Observatorio de la Sostenibilidad. Las industrias del Principado expulsaron 21,3 toneladas por persona de CO2, cuatro veces más que las gallegas, segundas en este listado.

La térmica de Aboño, la instalación más contaminante del país se dicho informe, emitió  7.545.959 toneladas, según los últimos datos, referentes al año 2015. En cuarto lugar se encuentra las factorías de ArcelorMittal en Gijón y Avilés, con 5.907.100 toneladas. No son las única instalacines asturiana que aparece en esta clasificación. En noveno lugar está la central térmica de EdP de Soto de Ribera con 2.925.818 toneladas de CO2, la térmica Fenosa en Tineo 1.786.748 toneladas de CO2; la de Lada 1.761.226, de Iberdrola, y  la cementera de Tudela Veguín 1.276.632.

El Observatorio advierte de que la asignación de emisiones a las empresas, a partir del Registro Mercantil y el Renade, puede considerarse "muy conservadora", ya que no figuran en el listado fuentes emisoras como las minas, terminales portuarias u otros tipos de producción energética.

En el año 2015, España emitió 337 millones de toneladas totales de gases de efecto invernadero, de los que el 40,4% corresponden al sector industrial y energético, unas 137,1M de toneladas según el Registro Nacional de Emisiones (Renade), siendo el carbón es el principal responsable de estos altos registros de dióxido de carbono. El restante 59,6% se refiere a fuentes de emisión difusas, como los gases producidos por los vehículos, los hogares o derivados de la agricultura. Las emisiones aumentaron en 2015 en un 3,3% respecto al año anterior, mientras que las de prácticamente todos los países de la Unión Europea descendían.

El Observatorio recomienda "una transición hacia la sostenibilidad", en la que se avance a una economía baja en carbono, siguiendo los parámetros de las políticas europeas y recomendaciones de la OCDE y la ONU. "El Gobierno debe cambiar la matriz energética, actualmente basada en el carbón y en los combustibles fósiles, y abandonar las subvenciones perversas al carbón y al gas", explican, además de demandar que se potencien las energías renovables y se apueste por el transporte público.